miércoles, noviembre 29, 2006

Homo caici genus est

"El hombre nace ciego". Somos pequeños topos haciendo túneles bajo la tierra, inconscientes del cielo q está sobre nosotros. Somos ignorantes amigos. No importa cuántos diplomas tengamos enmarcados en la pared. Somos ciegos e ignorantes. Pero existe una información q no tenemos. La única información q nos abrirá los ojos: el conocimiento de nosotros mismos. La respuesta a todas las preguntas está aquí (corazón), en la biblioteca del congreso. Kabir, un poeta sufí, lo sabía: Cerca del esternón hay una flor abierta -dijo-. Bebe la miel q está alrededor de esa flor...

lunes, noviembre 27, 2006

Más allá del vértigo de lo irreparable

Éramos amigos, y nos hemos vuelto extraños el uno para la otra. Pero es bueno que así sea, y no queremos callar ni escondernos cual si tuviéramos de qué avergonzarnos. Somos dos navíos, cada uno de los cuales tiene ruta y rumbo diferentes; podemos tal vez cruzarnos y celebrar juntos una fiesta como ya lo hicimos. Estaban los navíos tan tranquilos en el mismo puerto, bañados por el mismo sol, que cualquiera creería que habían llegado a su destino y que tenían un destino común. Mas luego la fuerza omnipotente de nuestra misión nos separó, empujándonos por mares distintos, bajo otros rayos de sol, y acaso no volveremos a encontrarnos o quizás sí; pero no nos conoceremos, porque nos habían transformado otros mares y otros soles. Una ley superior a nosotros quiso que fuésemos extraños el uno al otro, y por eso nos debemos respeto y por eso quedará más santificado todavía el recuerdo de nuestra amistad pasada. Existe probablemente una enorme curva invisible, una ruta estelar, donde nuestros senderos y nuestros destinos están inscritos como cortas etapas: elevémonos por encima de ese pensamiento. Pero nuestra vida es demasiado corta y nuestra vista demasiado estrecha para que podamos ser más que amigos en el sentido de aquella elevada posibilidad. Por eso queremos creer en nuestra amistad de estrellas, aun en el caso de que fuésemos enemigos en la Tierra.

(Friedrich Nietzsche)

domingo, noviembre 19, 2006

A dos metros bajo tierra

"Solo tenemos elección entre verdades irrespirables y supercherías saludables. Únicamente las verdades q no permiten vivir merecen el nombre de verdades. Superiores a las exigencias de lo vivo, no consienten en ser nuestras complices. Son verdades "inhumanas", verdades de vértigo q rechazamos porque nadie puede prescindir de apoyos disfrazados de eslóganes o de dioses."
(E.M. Cioran)

Hola amig@s. El otro día mientras grababa unos DVDs de la serie "A dos metros bajo tierra", recordaba lo mucho q me gustaba la trama de la serie en torno a la muerte. Os habéis preguntado alguna vez por qué hay tantos y tan diferentes ritos funerarios? Quizá sea porque depende de la cultura? Porque depende de la religión? No lo creo. Es algo mucho más sencillo y anterior. Simplemente es porque nunca sabremos nada de la muerte.

O al menos, eso es lo q hasta ahora siempre había pensado. Hasta q creo q llegué a una versión mejorada de esta respuesta. Me di cuenta de que el tema era precisamente al revés. El problema era, como decía Cioran, q la muerte es una de esas pocas verdades q el hombre conoce, pero tan cercana a nosotros q se convierte en irrespirable.

Lo sabemos todo, y eso es lo q nos irrita, lo q nos estremece. Pero a la vez, nos creemos q somos una especie tan superior al resto de la creación, q se nos olvida q, por infinitamente evolucionados q seamos, seguimos siendo en la base eso mismo, una especie animal en un ecosistema surgido al azar y llamado planeta Tierra.

Todo tipo de creencias nos han valido siempre para "librarnos" de la muerte. Y todo ello porque hay algo q siempre ha sido superior a la muerte misma, y es la idea de la propia muerte. A través de la idea uno se escabulle, se vuelve escurridizo ante la posibilidad de abstraer la muerte, de conceptualizarla, de convertirla en un instrumento lingüístico con el q poder alejarla de la experiencia vital lo más posible y moldearna a nuestro gusto. Y esto es algo q nos consuela, y nos hace posible poder negarla de todas las formas posibles. Tanto es así q en ocasiones morimos por una idea (religiosa, política, amorosa, ética, etc.), porque pensamos q será menos terrible q la propia vida. El problema es q no parece q nos demos cuenta de q no comparamos experiencias de vida y muerte, sino ideas de vida con ideas de muerte.

Así pues, la muerte puede ser una escapatoria frente a una idea o un sentimiento con el q no podemos vivir. Así pues, el amante q no puede conseguir el amor de su amada se suicida...pero q ocurre cuando tu amada es la vida? Como suicidarse de la muerte?

Solo se me ocurren dos respuestas: el engaño o la lucidez. O lo q es lo mismo, mi yo contra mí mismo. Sálvese quien pueda...

lunes, noviembre 13, 2006

Cuando la vida se reduce a un punto de partido

"Aquel que dijo más vale tener suerte que talento, conocía la esencia de la vida. La gente tiene miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte. Asusta pensar cuantas cosas escapan a nuestro control. En un partido de tenis, hay momentos en que la pelota golpea el borde de la red, y durante una fracción de segundo puede seguir hacia delante o caer hacia atrás. Con poco de suerte sigue hacia deltante y ganas...o no lo hace y pierdes."

(Match Point)

Lo bueno de Woody Allen es q no es un genio como esos geniales cuadros q uno se para a mirar durante horas y, q por más q se intenta, se es incapaz de apreciar su pretendida genialidad. No creo q me halla pasado nunca con él. Hay películas mejores, otras solo entretenidas, pero es q las buenas son muy buenas. Actualmente me ha ocurrido algo q me recuerda lo mucho q disfruté con Match Point. La película se abría con las frases q les he puesto arriba, y q básicamente resume mi eterna defensa del azar. No es una idea precisamente reconfortante, pero no por ello he de maquillarlo con otro tipo de ideas más románticas, a las q yo mismo me he sentido tentado algunas veces, como esfuerzo, justicia, destino, etc.

Imaginemos este sencillo caso del partido. Se decide todo con esa última bola, pega en la red y entonces...la bola cae hacia atrás. Acaso el jugador se esforzó menos q el rival en ganar? No es el caso. Era lo justo? Seguramente ni siquiera el q gana lo pensaría. Era su destino? Razón aun peor. Hubieran dicho lo mismo si hubiera caído al otro lado, y bueno, el amigo Aristóteles ya dijo hace algunos siglos q algo y su contrario no pueden ser verdad al mismo tiempo (principio de no-contradicción), así q la burra del destino q se la vendan a otro.

En fin, se podrían poner múltiples casos más. Desde cosas como una llamada telefónica q te salva la vida, un mosquito q se te mete en el ojo en el coche y produce un accidente, un examen q apruebas por una décima, una llave q se pierde y te deja tirado, etcétera etceterísima, hasta cosas como el propio origen del universo, el de la vida, o el del ser humano.

Dejémonos ya de buscar excusas. El azar está presente en nuestras vidas mucho más de lo q nosotros creemos. Cuando está de nuestro lado es reconfortante. Cuando no, no lo es tanto. Es así. Es lo q hay.

Así q para terminar formularé un deseo. Si algún día tengo descendencia, recordaré la última frase de esta película:

"Me da igual que mi hijo sea fabuloso, solo espero que tenga suerte."

Amén!