- Hola, ¿has venido a traerme eso?
- Sí claro, aquí lo traigo. Toma.
- Gracias tio, ya era hora, seguro que a mi madre le encantará también.
- Traigo también unas birras para el partido de esta tarde, así que ya que tiro para la cocina, te meto esto de paso en la nevera, ¿ok?
- Ok, seguro que va a ser un partido alucinante.
- Ya te digo tio, ¡las finales! Bueno, me marcho que tengo que irme a currar ya. Venga, nos vemos.
- Vale tio, hasta esta tarde.
(32 minutos más tarde)
- Otra vez llamando a la puerta, quién será esta vez...
- ¡Hola hijo! ¿Qué tal te va?
- Mamá por favor, ahora estoy ocupado.
- Ay hijo, ¡qué seco eres! Solo pasaba para saludarte.
- Claro mamá, anda pasa.
- Mmm, desde luego, cómo tienes la casa...
- Sí mamá, ya sabes que tengo muy poco tiempo para hacerme de chacha.
- Pero hijo, ¿y si viene una visita inesperada? ¿Te parece bien que se encuentre semejante leonera?
- Bueno mamá, ¿has venido por algo más además de para echarme la charla?
- Tú siempre igual hijo mío, encima que te lo digo por tu bien...Por cierto, ¿me has conseguido eso?
- Sí mamá, me lo acaban de traer.
- ¡Bien! ¿Dónde lo tienes?
- Lo tengo guardado en una bolsa en la nevera. Y ahora llévatelo y déjame en paz que tengo prisa.
- Claro hijo, por supuesto. Ya me voy. Gracias por todo. Tu máma te quiere mucho, lo sabes, ¿verdad?
- Siii mamá, yo también te quiero a ti. Adiossss.
- Adios hijo, ¡hasta pronto!
(46 minutos más tarde)
- Hola cariño, ¿está la comida preparada?
- Hola Jim, no me ha dado tiempo. Acabo de venir de casa de nuestro hijo.
- Pero cariño, acabo de llegar de trabajar y estoy cansado. Y además tengo mucha hambre y los niños también.
- Ya lo sé Paul pero, ¿acaso no acabas de oír lo que acabo de decir?
- Mamaaaaaaa, mamaaaaaaa, dile a Clive que me deje tranquila.
- Niñosssss, dejad de pelearos, que mamá está haciendo la comida.
- Mamaaaaa, mamaaaaaa, ¡Clive no deja de tirarme del pelo!
- Clive, estate quieto, ¡deja a tu hermana en paz o te quedarás sin comer!
(83 minutos más tarde)
- Bueno cariño, al menos la carne estaba tierna. Ha sido una gran comida después de todo.
- Gracias Paul, lo hice lo mejor q pude. Aunque esta semana nuestro hijo se quedó con las piernas de los críos. Seguro que lo hizo para fastidiarme. ¡Sabe que lo más me gusta es comerme las piernas!
- Bueno cariño, mira nuestros hijos, están disfrutando. Ya casi terminan con ese torso ellos solitos. ¿Queréis también las manos?
- Siiii papa, porfiii.
- Vaaaale, pero después prometedme que estudiaréis mucho, ¿ok?
- Si papi, ¡lo prometemos!
...
(4 manos más tarde, en la bolsa solo quedaba el esqueleto de Jane y Patrick de 8 y 11 años respectivamente)