Pues tal día como hoy, y 100 años atrás, nació el filósofo y escritor Jean-Paul Sartre, un tipo francés, bizco, ateo y, al igual q su coetáneo Albert Camus, un tipo con una mala leche tremenda. Me explico.
Para q lo sepan, antes de ser locutor de radio, un servidor en su tierna juventud gozaba de un ávido interés lector hacia textos donde encontrar respuestas a preguntas q no las tenían (religiones aparte). Y antes de q se lleven las manos a la cabeza, en efecto, no tenía ni la Play, ni novia ni una ADSL q emulear x) Bien, como les iba diciendo, después de q los señores Nietzsche y Schopenhauer me metieran los primeros hachazos existenciales, era cuestión de tiempo de q me tropezase con textos del bueno de Sartre, en los cuales se podían leer bonitos y famosos puñales como q "el hombre es una pasión inútil" o la propia frase q corona este post. Así pues, textos como "La Náusea" o el de su compatriota Albert Camus "El extranjero" me dejaron literalmente con el culo al aire en lo q al concepto de trascendecia se refiere. Digamos q a empecé a perder la inocencia, cual personaje femenino del Marqués de Sade, en cuanto a eso de no cuestionarse sobre q pasará o dejará de pasar después de la muerte...y por supuesto, como le pasó al pez de Hemingway, una vez mordido el anzuelo ya no había marcha atrás. El existencialismo me encerró en su cárcel pesimista y tiró la llave bien lejos.
Por ello, a pesar de q sea algo en lo q parecerme al genio de Woody Allen, no tiene en verdad nada de presumible. He de admitirlo, me sigue pareciendo algo aterrador pensar en el ser y la nada. ¿Qué se siente al no sentir?, ¿qué se siente en la ausencia de pensamiento, de conciencia?, ¿cómo puede ser el no sentir por toda la eternidad? El absurdo q se plantea es pues tan brutal q hace imposible aceptar la muerte sin sentir ese chute de desesperación q gente como Kierkegaard tan largamente se encargó de describir en muchos de sus textos.
Sin embargo, fue en Unamuno donde encontré las palabras más cercanas a esta sensación. Fue en su libro "Del sentimiento trágico de la vida", y todo se condensaba en la siguiente frase: "Si la conciencia no es, como ha dicho algún pensador inhumano, nada más que un relámpago entre dos eternidades de tinieblas, entonces no hay nada más execrable que la existencia”.
Bueno..realmente soy consciente de q después de leer esta poco alentadora reflexión se pueda llegar a la conclusión de q un servidor es un pesimista irremediable. Pero precisamente yo, al igual Sartre y compañía, lo q me considero es un vitalista irremediable de cuyo desmesurado amor a la vida nace su mayor y más dolorosa angustia, esto es, el perderla para siempre...
En fin, como ya les dije, el homenajeado de hoy tenía bastante mala leche, y no sé si llegaré a perdonarles alguna vez a él y a sus compañeros semejante violación espiritual. Aunq ciertamente, el propio Sartre ya se encargó de avisarlo: "quiero haceros ver todas esas verdades q tanto os disgustan".
Ahora sí, es tiempo de dejarles con un poco de música. La canción, "Killing an Arab". El grupo, The Cure.
Un radiofónico saludo,
Chris
martes, junio 21, 2005
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1 comentario:
Cuyons! Y yo que hace poco me acordé de El Extranjero y pensé en buscármelo pa leerlo... ya como que no me apetece tanto, tengo miedo de que Camus me desvirgue la feliz ignorancia.
Lo que es cierto es que eres un vitalista, Cris, porque leyendo lo que lees y escuchando esa música de tuberías que escuchas, si aún no te has arrojado por la ventana en pleno ataque de desesperación depresiva es porque eres un vitalista 100%.
Pa terminar, la cita de Unamuno en realidad me parece muy optimista. Al fin y al cabo lo que viene a decir es que si los filósofos inhumanos tienen razón entonces la existencia es execrable, pero ¿qué van a saber los filósofos inhumanos sobre la existencia humana? :P
Se ve que yo también soy vitalista ;)
Como dijo el pae de Batman... ¿Pa qué nos caemos?
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