-Carl Jung-
Hola amig@s. Hará ya bastante tiempo desde la primera vez q leí acerca del "I Ching", también conocido como "Yijing" o "Libro de las mutaciones". Para los q no lo conozcan, se trata de un compendio de sabiduría china muy antiguo q de alguna forma estaba dispuesto para darte ciertas claves acerca de tu momento actual y su posible mutación futura.
Todos los q me conocen saben q siempre he sido bastante escéptico en relación a todo tipo de "métodos adivinatorios", pero el caso es q pasó el tiempo y de repente un día me crucé con un ejemplar de este libro (casi escondido) en un kiosko, y lo vi como una señal para hacerme con él. Así lo hice, pero debido a q estaba ocupado con otras cosas, aplacé su lectura para otra ocasión y lo guardé en algún lugar de mi cuarto.
Volvió a pasar el tiempo, y de repente buscando otro libro (q no encontré) me encontré con este de nuevo, y esta vez lo vi como una señal para empezar a leerlo, y así lo hice.
Pues bien, a día de hoy puedo decir q no ha dejado de sorprenderme. Y creo q cuando Jung escribía el prólogo a este libro sentía exactamente lo mismo q yo estoy sintiendo ahora. Quizá el error (mío y posiblemente de Jung y de mucha gente) siempre ha sido una cuestión de enfoque. De obsesionarse en q nos adivinen verdades inmutables (q ya sabemos q hay pocas o ninguna x), en lugar de entenderlo como algo q en mi opinión, lejos de adivinar, es útil para deducir o sacar tus propias conclusiones.
En este sentido, sigo sin creer en la adivinación, pero ello no significa q no respete siglos de sabiduría q me han demostrado (con respecto a mí y a gente de mi alrededor) q hay mucho más q puras conjeturas en las páginas de este libro.
Siempre he tratado de desprenderme de cualquier tipo de rigidez mental y ver el mundo desde otras perspectivas. Lo he ido haciendo en cuanto a temas éticos, religiosos, artísticos, políticos, culturales, etc. Por ello, pensé q en este caso quizá el tema era no tanto una excepción a mi forma de ser sino más bien (y siguiendo con Jung) una ausencia de la sincronicidad adecuada de factores para darme cuenta de este razonamiento, como ocurriera con esos otros temas en su día.
Jean Paul Sartre decía q el hombre no es otra cosa q lo q haga de sí mismo. Así pues, mi consejo amig@s es q no os creáis nunca nada de lo q os digan, sino q hagáis de eso q os dicen algo con lo q podáis crecer como personas.
Bueno, y como ejemplo, para despedir el programa de hoy les dejo con una frase q representa la imagen del hexagrama número 21 (Shih ho - La mordedura que rompe):
"En plena tormenta surge de un trueno un relámpago q disuelve la tensión"
Sin duda, la recordaré por mucho tiempo...Un saludo y hasta el próximo programa!
3 comentarios:
Las hilanderas tejen el destino, aunque los hilos puedan cortarse.
Algunas veces nos dejan ver parte del entramado, pero no el camino entero.....aunque te resulte inconcebible (como a la mayoria de las personas educadas en esta sociedad) hay personas que son capaces de leer las señales que les rodea y hacerse una idea de lo que queda por venir...
No tiene explicación cientifica, no tiene por qué ser creíble....pero está ahí, siempre lo ha estado...siempre ha habido profetas,sibilas,brujas, magos, adivinadores, chamanes.....
la magia, siempre ha existido ¿no lo ves?
besitos
Menos mal que no tengo ni tarot ni libro de las mutaciones, porque me enviciaría y no podría ni salir a comprar el pan sin antes consultarlo. Mejor tal y como estoy ahora mismo, dependiendo de terceras personas para estos temas.
En lo de cómo tomarnos estas "adivinaciones", coincido contigo en que más que decirte tu futuro te pueden dar pistas sobre cómo te tomas los problemas, cómo afrontas la realidad, cosas así. Te ofrecen alternativas y es cosa tuya el aceptar o no la interpretación que te dan o el hacer tu propia interpretación. Y siempre puedes usarlo para espolearte a tí mismo, como aquella tirada tan nefasta que me salió en el Mesón Andaluz ;)
Bueno, me largo que tengo que preparar una clase (qué bien suena eso!).
Chris, te dejo el testigo de una cosita...pasate por el Exilio.
un beso
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