viernes, junio 15, 2007

El abrecartas

Juro q lo haré. Como q me llamo Paul. Ya estoy harto. Tengo q sufrir la misma historia una y otra vez cada día, y no estoy dispuesto a soportarlo más. No es nada fácil, lo sé. Nunca lo he hecho antes, pero creo q me estoy volviendo loco. No aguanto más esos aires de indiferencia con los q me trata. Mi psicólogo se ha ido fuera de la ciudad y estos días no puedo mantener el equilibrio todo lo q me gustaría. Las pastillas no lo arreglan todo y siento q estoy perdiendo el control. La tensión en el trabajo es insoportable. Lo haré. Si luego tengo q pagar por ello estoy dispuesto, pero hay algo dentro de mí q no puedo frenar por más tiempo. Es una voz q no puedo acallar y siento q me abrasa cada vez más y más. Voy a hacerlo. Tengo q hacerlo. No puedo soportarlo. Es inútil. Es más fuerte q yo. ¿Dónde están mis pastillas? Juraría q las dejé en este cajón. Maldita sea. Ya es casi la hora. John está por venir. Siempre lo hace a esta hora. Llevo estudiando sus movimientos desde hace días, y es el momento perfecto para hacerlo, porque no hay nadie más en la oficina. Tengo q cuidar los detalles. Cualquier pista puede ser fatal. Podrían verme nervioso y asustarse. Intentaré ser todo lo discreto q pueda. A ver...creo q lo tengo todo...un momento, ¿donde está el dichoso abrecartas? Nadie sospechará de un abrecartas en una oficina donde entra tanto correo. Bien, es perfecto. Creo q estoy preparado. Quedan cinco minutos. Dios, estoy sudando y tengo el corazón a mil por hora. Bueno, es normal. No es algo q hagas todos los días. ¡Un momento! ¡Ya ha llegado! ¡No tendría q llegar tan pronto! ¡Rápido, he de llegar a su mesa antes q él! ¡Dios mío, se me ha caído el abrecartas debajo de su mueble! No hay tiempo, lo haré sin el maldito cuchillo. No será lo mismo, pero ya no hay tiempo. Va a entrar de un momento a otro. Me esconderé en el armario.

(15 minutos después, Paul no podía contener las lágrimas. Aun sin aquel precioso cuchillo abrecartas, John leyó la carta de Paul y accedió finalmente a su petición de matrimonio).

5 comentarios:

No entro por el aro dijo...

Jajaja, no me esperaba el final. Muy bonita la historia. Me encantó.

Anónimo dijo...

jajaj menudas historias, sigue asi tio.

Skézenté dijo...

Me encantan los giros finales inesperados :)
¿Puedo pedir una canción para esta historia mientras estás en antena? My bloody Valentine
Un gran saludo

tormenta dijo...

regalar un cuchillo es algun tipo de ritual matrimonial? mmmm no lo sabia, pobre hombre, qué triste tener que hacerlo en la oficina ^^

Anónimo dijo...

Juasss, sí q debe ser un ritual para determinadas personas con ciertos desequilibrios como nuestro entrañable protagonista x) Y bueno, el q sea en la oficina es una manera de ahondar más si cabe en su sociopatía x)